SEPE condena al colapso
La falta de personal y un sistema informático obsoleto atascan el SEPE
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La agencia ha perdido 3.400 trabajadores en los últimos diez años. Un tercio de sus empleados son trabajadores temporales, con una edad promedio de 57 años.
El Servicio Público Nacional de Empleo (SEPE), que gestiona las prestaciones por desempleo y ERTE de un número cada vez mayor de personas, tiene una jornada laboral muy corta y colapsará si no se toman medidas. Nunca había recibido tantas veces la atención de un huracán como este año, cuando la enorme cantidad de ayudas y subsidios que tuvo que gestionar se disparó más de cinco veces a causa de la pandemia. A pesar de los esfuerzos innegables de sus trabajadores, muchas de las labores de cobranza de las personas afectadas se retrasaron varios meses y se produjeron errores de pago.
CIBERATAQUES
Para colmo, debido a los ciberataques que bloquearon su sistema informático, pero aún impidieron su normal funcionamiento, el 9 de marzo, las actividades de las instituciones públicas se paralizaron por completo durante casi una semana. Y las huelgas emitidas por la Unión de Huelgas Sindicales (USO) hay que sumarlas en los dos últimos días del mes, lo que agravará aún más la ya complicada situación. El SEPE ha sufrido uno tras otro, los problemas se han acumulado en el SEPE, aunque esto no es solo para él, porque también se ha extendido a otros organismos, como la Asociación Nacional de Seguridad Social (INSS).
Sin embargo, nada se puede atribuir a plantillas agotadas, envejecidas y con exceso de trabajo. De hecho, el desempeño de los funcionarios de la SEPE en la pandemia es ejemplar, cuando trabajaron ininterrumpidamente durante varias semanas (incluidos sábados, domingos y feriados) para lograr todos los beneficios, y solo en 2020 superaron los 8 millones.
DIFERENTES OPINIONES
Porque el milagro no se puede hacer con la plantilla que tienes. Actualmente, cuenta con solo 8.400 trabajadores, gestiona más de 2,3 millones de prestaciones mensuales y paga a 800.000 empleados aún en ERTE. Manuel Galdeano, coordinador nacional del CSIF de la SEPE, condenó: “Este es un número que simplemente no alcanza para atender a la ciudadanía. Advirtió que la situación ha sido muy complicada y delicada desde que comenzó la pandemia. Son imposibles de adoptar y gestionar dada la impactante falta de recursos humanos”. Incluso el propio Defensor del Pueblo condenó esta práctica el verano pasado: “Es evidente que la SEPE carece de personal, no solo para casos especiales (de la situación del covid-19), y el mismo por su trabajo diario. “
Sangría de jubilaciones
No solo eso, la tasa de empleo temporal de esta institución pública alcanzó el 33%, lo que significa que un tercio del trabajo es temporal. Además, tienen alrededor de 1,500 puestos vacantes, y para fines de junio, se han designado 2,135 contratos temporales para manejar estos trabajos adicionales pandémicos, que han expirado. Pidieron al gobierno de la CSIF que apruebe de inmediato las oportunidades de empleo abiertas, establezca un turno de tarde y brinde un firme apoyo a la inversión en tecnología.
En los últimos diez años, debido a que la edad promedio del personal es de 57 años y se han perdido 3.400 puestos de trabajo no reemplazados, se seguirán perdiendo víctimas, lo que refleja que muchos de ellos están al borde de la jubilación. Galdeano lamentó: “Si no sumamos efectivo, será difícil para nosotros brindar la ayuda que necesitamos en cinco años”. También condenó que “el sistema informático que tienen está completamente desactualizado, y depende de los gerentes. Hasta ahora, han solicitado el pago de salarios de desempleo durante más de 35 años.”
La Seguridad Social «agoniza»
Pero este no es un problema de exclusividad de la SEPE, sino que los compañeros de la seguridad social también sufren los mismos problemas. El propio ministro, José Luis Escrivá, admitió en el Senado la semana pasada que hay “falta de inversión y de capital humano” en una institución que actualmente afronta “mayores necesidades de gestión que nunca”. Como resultado, la plantilla se ha reducido un 20% en los últimos diez años y, tras registrar más de 6.500 bajas, ni siquiera llega a los 25.000 empleados. Al igual que SEPE, la edad media de sus trabajadores es muy alta, llegando a los 55 años, casi el 60% de ellos tiene más de 58 años, y en los próximos tres años se jubilará el 10% de los empleados.
Sin embargo, su carga de trabajo no ha disminuido, sino que ha aumentado: el número de pensiones ha aumentado en un 12%, su afiliación ha aumentado en un 10% y ahora están agregando nuevas capacidades, como el ingreso mínimo vital o la clase de funcionarios. Además, durante la pandemia, las actividades del departamento de seguridad social aumentaron anormalmente y atendieron 4 millones de víctimas por socorro de emergencia, beneficios para 1,5 millones de autónomos o exención de la ERTE para 3,6 millones de trabajadores.
Martín Lanza, titular de la Seguridad Social de UGT, se quejaba: “Porque las necesidades de gestión superan con creces las capacidades operativas, ha habido una avería”. Advirtió que el sistema estaba “agonizando”.
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